Cuando uno se decide por iniciar un nuevo proyecto en su vida, las decisiones nunca son fáciles. ¿Qué hacer? ¿Hacia dónde dirigir las ganas de hacer algo innovador de entre toda la gran variedad de oportunidades? Y es aquí donde se necesita hacer un alto y poner las cosas en perspectiva.
¿Por qué esponjas vegetales? Por muchas y variadas razones, de hecho. Quizás la pregunta debería ser un ‘por qué no’. Pero vamos a hacer una pequeña lista de los motivos que nos acabaron convenciendo a nosotros de, al menos, intentarlo.
A pesar de que no es una materia desconocida, sobre todo teniendo experiencia en el campo de la estética, alguien alguna vez se ha parado a pensar: ¿de dónde vienen y cómo se consiguen? Ese fue uno de los primeros motivos por el que nos decantamos por las esponjas vegetales. Es un medio, que al menos en el norte España, está muy poco explotado. Así que nos permitía acceder al mercado con relativa facilidad.
Además, ya conocíamos previamente la materia que íbamos a explotar. Desde hace algunos años, cultivamos Luffa para uso personal, y somos testigos de los muchos beneficios que aporta su uso. Algo de lo que ya hablaremos en otra ocasión.
Y ya como última razón, podemos mencionar la facilidad de conciliación con la vida familiar. Al fin y al cabo, se trata de hacer una plantación en algún terreno lo suficientemente extenso para que resulte viable. ¿Y a qué niño no le gusta el aire libre y la tierra? Eso sí, es necesario mantener alejados a niños demasiado entusiastas. Verlos correr y jugar a su antojo puede resultar divertido, que usen las esponjas como piñatas quizás ya no tanto.